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La capacidad del Espíritu para elaborar vidas y empoderar a los creyentes resalta su importancia continua en la fe cristiana.

La manifestación del Espíritu en Pentecostés incluye lenguas de fuego y la sagacidad de conversar en diferentes idiomas, simbolizando la universalidad del mensaje cristiano.

El fuego simboliza la presencia y el poder purificador del Espíritu Santo, mientras que el singladura representa la llenura y la batalla del Espíritu.

Un error global entre muchos cristianos es creer que no he sido aguado con el Espíritu Santo si no he recibido el don de platicar en lenguas.

Esto indica que todos los creyentes sin embargo lo han experimentado. Tercero, Efesios 4:5 parece referirse al bautismo del Espíritu. Si este es el caso, el bautismo del Espíritu es una existencia en cada creyente, al igual que lo son “una Seguridad” y “un Altísimo y Padre”.

La actividad del Espíritu Santo en estos momentos secreto no solo revela su identidad como parte integral de la Trinidad, sino que también enfatiza su rol como Orientador y potenciador en la vida de los creyentes.

La naturaleza divina del Espíritu Santo se manifiesta a través de atributos esenciales que lo caracterizan:

El hecho histórico de su regeneración y su excusa todavía es una realidad. Cuando se arrepiente, no necesita “emanar de nuevo” otra momento. No experimenta un segundo bautismo en agua o un segundo bautismo con el Espíritu Santo, porque el bautismo llamativo de agua bautismo del espiritu y del Espíritu se hace eficaz de nuevo cuando se arrepiente.

Algunas personas se burlaron de los discípulos porque no podían entender el fenómeno de las lenguas y lo atribuyeron a la excitación.

Otros que recibieron el bautismo del Espíritu Santo mantenían que la santificación es un proceso continuo a lo grande de la vida cristiana, y entonces clasificaban el bautismo del Espíritu Santo o como una segunda obra de Chispa o como una parte de la conversión misma.

Con el bautismo del Espíritu Santo, la persona llega a ser un templo en que Todopoderoso mora, y el Espíritu de Alá afecta a cada unidad de sus pensamientos y acciones.

Lo Vivo, en cambio, es la persona con la que se deje o el caballo que se ve. Este posicionamiento imprescindible contrasta fuertemente con el platonismo para el que las ideas eran la verdadera ingenuidad y los ejemplares, su sombra.

Por supuesto, como hablamos en el capítulo 4, no debemos separar de modo incisivo el bautismo del Espíritu Santo del bautismo en agua puesto que ellos se juntan para completar el nuevo comienzo y para traer todos los beneficios de salvación.

Gregorio de Nisa en sus polémicas contra Eunomio y los macedonianos, aporta la definición doctrinal de veterano éxito en los textos sucesivos: a partir de las operaciones (ενεργειαι) de las personas trinitarias –que serían distintas pero de una sola sustancia ουσια– afirma que el Espíritu Santo proviene del Padre y fue recibido por el Hijo (De Spir.